Los africanos siguen formando parte de mi vida. Mi madre murió en marzo, y algunos han vivido muy de cerca esta etapa dolorosa con mi familia. Jamás olvidaré, estando mi madre en el hospital, el cariño con que Echarki, mi buen marroquí, la daba masajes en las piernas y la animaba a comer con dulzura: "Abuela come, come un poco más". Ella le acariciaba la cara y le decía: "Qué bueno eres, a ver si tienes suerte". Tampoco olvidaré sus escapadas al baño, para que no le viéramos llorar.
A veces se quedaba a dormir en casa de la abuela, cuando yo me iba para acompañarla, y tengo recuerdos de momentos dulces, los tres sentados en el sofá amarillo y tapados con la mantita, viendo El Águila Roja, por ejemplo.
Tampoco podré olvidar a mi querido mauritano, Mohamed Vall, que nos acompañó a mi hermana y a mí en la noche en que nuestra madre agonizaba. Gracias Vall porque con tu presencia y tu conversación aliviaste esas horas terribles. Algo nos unió profundamente cuando juntamos nuestras manos Fernando el sacerdote, la madre, las hijas y tú, Mohamed Vall.
También estuvieron cerca Sidia y Hervé, que visitaron a mi madre en el hospital y nos acompañaron el día del funeral.
La vida sigue. No la concibo sin ellos.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
lunes, 14 de junio de 2010
Aventuras africanas
Hay viajes que van más allá de la anécdota, de las vacaciones, del descanso... que son pura experiencia, pura aventura. Y África ofrece tantas opciones para ello.
Mientras esperamos que nos llegue el turno para vivirlo, nos animamos leyendo las andanzas de otros, sobre todo si son de la tierra, jóvenes, solidarios, viajeros adaptados y apasionados.
14 de junio
Dos ex alumnos de la UC patean África hasta el Mundial de Fútbol
Junto a un tercer aventurero que también vive en Santander, el médico Miguel Miro y el ingeniero Jairo González han vivido una experiencia única
Están disfrutando de los partidos del Mundial de Fútbol de Sudáfrica después de una larga aventura que les ha llevado a recorrer más de 6.000 kilómetros a lo largo de seis países africanos. Son tres trotamundos, dos de ellos cántabros y ex alumnos de la Universidad de Cantabria, y el tercero un argentino afincado en Santander. El médico Miguel Miro, el ingeniero industrial Jairo González y Guillermo Giarratana, analista de sistemas, han compartido sus andanzas y anécdotas de viaje a través de la página web “Pateando en África” (www.pateandoenafrica.com).
La semana pasada, los aventureros comentaban a través del Facebook los nervios que les asaltaban justo antes de cruzar la última frontera desde Mozambique al país más septentrional del continente negro. “¡Más de 5.000 kilómetros! Estamos en Maputo, organizando la entrada a Sudáfrica. Después de la apertura del Mundial, que seguiremos en un bar popular con los mozambiqueños, el sábado estaremos en el partido Argentina-Nigeria. Si todo va bien, estaremos al lado de una bandera de 10 metros con la imagen de Malvinas”. Desde ese día han pasado ya varias aventuras y mucho fútbol.
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Mientras esperamos que nos llegue el turno para vivirlo, nos animamos leyendo las andanzas de otros, sobre todo si son de la tierra, jóvenes, solidarios, viajeros adaptados y apasionados.
14 de junio
Dos ex alumnos de la UC patean África hasta el Mundial de Fútbol
Junto a un tercer aventurero que también vive en Santander, el médico Miguel Miro y el ingeniero Jairo González han vivido una experiencia única
Están disfrutando de los partidos del Mundial de Fútbol de Sudáfrica después de una larga aventura que les ha llevado a recorrer más de 6.000 kilómetros a lo largo de seis países africanos. Son tres trotamundos, dos de ellos cántabros y ex alumnos de la Universidad de Cantabria, y el tercero un argentino afincado en Santander. El médico Miguel Miro, el ingeniero industrial Jairo González y Guillermo Giarratana, analista de sistemas, han compartido sus andanzas y anécdotas de viaje a través de la página web “Pateando en África” (www.pateandoenafrica.com).
La semana pasada, los aventureros comentaban a través del Facebook los nervios que les asaltaban justo antes de cruzar la última frontera desde Mozambique al país más septentrional del continente negro. “¡Más de 5.000 kilómetros! Estamos en Maputo, organizando la entrada a Sudáfrica. Después de la apertura del Mundial, que seguiremos en un bar popular con los mozambiqueños, el sábado estaremos en el partido Argentina-Nigeria. Si todo va bien, estaremos al lado de una bandera de 10 metros con la imagen de Malvinas”. Desde ese día han pasado ya varias aventuras y mucho fútbol.
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miércoles, 26 de mayo de 2010
¡Feliz Día de África!
Hoy es el Día de África. Nos hubiera encantado celebrarlo con una nueva historia, pero hay tanto que hacer que el tiempo para contar está muy contado.
Nuestros africanos pasan por buenos momentos. Estamos en pleno período de plantación en nuestras Huertas Solidarias, de las que pronto os podremos contar más: cebollas, patatas, lechugas, tomates... Es tiempo de sembrar para después poder recoger.
Feliz día. Feliz prosperidad. Feliz.
Nuestros africanos pasan por buenos momentos. Estamos en pleno período de plantación en nuestras Huertas Solidarias, de las que pronto os podremos contar más: cebollas, patatas, lechugas, tomates... Es tiempo de sembrar para después poder recoger.
Feliz día. Feliz prosperidad. Feliz.
martes, 27 de abril de 2010
El sueño de un sin papeles
Leemos en Periodismo Humano...
http://periodismohumano.com
Prórroga para Keita
Sayon Keita ha salido de la cárcel en la que esperaba a ser deportado
Es jugador de fútbol del Club Deportivo Vianés
La Unión Deportiva Logroñés le ha ofrecido un contrato profesional que podría ayudarle a obtener el permiso de residencia
Sayon Keita es todo sonrisa, tanto como su metro noventa de estatura. No es para menos. La semana pasada estaba en la cárcel a la espera de ser deportado y hoy vuelve a vestir su camiseta en el Club Deportivo Vianés. Tiene 19 años. Llegó a Canarias en septiembre del 2008 después de una travesía de cinco días en un cayuco, como tantos otros. Estuvo 40 días (máximo permitido con la antigua ley de Extrajería) en un Centro de Internamiento de Extranjeros esperando a que lo deportaban hasta que lo dejaron en libertad, como tantos otros. Estuvo dos semanas en Madrid con la Cruz Roja y se fue a Logroño buscando a su hermano que ya estaba en España. Allí vive desde entonces. Su historia no es muy distinta a la de muchos africanos pero lo que la diferencia es que Sayon ha conseguido el respaldo social suficiente para pensar en que futuro con el que siempre ha soñado está cada vez más cercano si la cosa no se tuerce.
Sayon tiene una orden de expulsión desde que llegó a España pero no había tenido problemas hasta septiembre del año pasado cuando la policía lo paró para pedirle la documentación. No tenía papeles y lo llevaron a comisaría. “Nunca se había visto en esa situación, se asustó y echó a correr” cuenta Jaime Calvo, su entrenador. Solo recorrió 200 metros porque los policías salieron tras él hasta alcanzarlo. Su huída le costó un juicio rápido por desobediencia a la autoridad en el que le condenaron a cuatro meses de cárcel. El fiscal le ofreció cambiar la pena por su salida de España y la abogada de oficio que le asistía aceptó la oferta. “Él firmó el documento que le dieron sin saber lo que decía, no sabía que tendría que irse” asegura su entrenador, que pertenece a la Acción Sindical de USO y le está ayudando en el proceso.
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Prórroga para Keita
Sayon Keita ha salido de la cárcel en la que esperaba a ser deportado
Es jugador de fútbol del Club Deportivo Vianés
La Unión Deportiva Logroñés le ha ofrecido un contrato profesional que podría ayudarle a obtener el permiso de residencia
Sayon Keita es todo sonrisa, tanto como su metro noventa de estatura. No es para menos. La semana pasada estaba en la cárcel a la espera de ser deportado y hoy vuelve a vestir su camiseta en el Club Deportivo Vianés. Tiene 19 años. Llegó a Canarias en septiembre del 2008 después de una travesía de cinco días en un cayuco, como tantos otros. Estuvo 40 días (máximo permitido con la antigua ley de Extrajería) en un Centro de Internamiento de Extranjeros esperando a que lo deportaban hasta que lo dejaron en libertad, como tantos otros. Estuvo dos semanas en Madrid con la Cruz Roja y se fue a Logroño buscando a su hermano que ya estaba en España. Allí vive desde entonces. Su historia no es muy distinta a la de muchos africanos pero lo que la diferencia es que Sayon ha conseguido el respaldo social suficiente para pensar en que futuro con el que siempre ha soñado está cada vez más cercano si la cosa no se tuerce.
Sayon tiene una orden de expulsión desde que llegó a España pero no había tenido problemas hasta septiembre del año pasado cuando la policía lo paró para pedirle la documentación. No tenía papeles y lo llevaron a comisaría. “Nunca se había visto en esa situación, se asustó y echó a correr” cuenta Jaime Calvo, su entrenador. Solo recorrió 200 metros porque los policías salieron tras él hasta alcanzarlo. Su huída le costó un juicio rápido por desobediencia a la autoridad en el que le condenaron a cuatro meses de cárcel. El fiscal le ofreció cambiar la pena por su salida de España y la abogada de oficio que le asistía aceptó la oferta. “Él firmó el documento que le dieron sin saber lo que decía, no sabía que tendría que irse” asegura su entrenador, que pertenece a la Acción Sindical de USO y le está ayudando en el proceso.
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martes, 9 de febrero de 2010
Bola de nieve
Así ha sido, como una bola de nieve que crece al rodar. Empezó con las visitas y los regalillos de ropa, relojes, libros, maletas, todo lo que nos daban porque todo le viene bien al que no tiene nada.
Luego fueron saliendo del albergue y necesitando más cosas, un sitio donde vivir, trabajo, dinero para el alquiler, comida, cosas para la cocina, ropa de cama, etc. Antes de que salieran, ya estaba yo pensando en cómo conseguirían dinero para empezar su vida fuera. Con este aumento de sus necesidades, nuestro compromiso también fue aumentando. Y nunca estuve sola. Es la mayor prueba de amor de los que me rodean.
Han cerrado el albergue de inmigrantes. Lo siento por los trabajadores, pero me alegro por los africanos, ya no tendrán que subir de noche, sin luces, con lluvia y con frío. Espero que estén en sitios mejores.
Los jóvenes que han hecho grande esta bola de nieve, han querido aliviarme del peso y entre todos hemos formado una asociación: Castro Somos Todos. Os iré contando los proyectos, y el estado de estos doce chicos que viven en Castro y de los cinco que a veces nos visitan y de otros tres que viven lejos.
www.castrosomostodos.tk
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miércoles, 18 de noviembre de 2009
Africanos en España, españolas en África
Las “madres” –Mª Carmen y yo- nos vamos de viaje a Kenya y, desde España, Sidia nos manda mails como este:
“Espero veros pronto os echo mucho de menos me gusta mucho estar con vosotras porque sois muy simpaticas y alegres y os precupeis mucho de nosotros yo me alegro mucho porque me haceis sentir muy feliz pero ojala dios os proteja como siempre bueno un abrazo a todos que lo pasais bien adios mis mamas”.
El otro día me llama Doumbia y dice que le ha hablado de mí a su madre. Ella dice que cuando pueda viajar su hijo, que vaya con él a Costa de Marfil y que me va a regalar una vaca. Entre risas le contesto a Doumbia: “¡Pero qué voy a hacer yo con una vaca!”, y él se ríe y me dice “Pues traerla a España o comerla allí”. Son geniales.
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viernes, 6 de noviembre de 2009
Orgullo de madre
Kukuxumusu (creo).
En dos meses cruzó la frontera unas quince veces. Pasaba de Tánger a Tarifa y le obligaban a volver. Pero un día eligió un autobús turístico que le llevó más lejos. Llegó a Sevilla. Viajó cuatro horas tumbado en el chasis. Cuando el autobús se detuvo en la cochera y los turistas se fueron, todo se quedó en silencio y entonces salió del escondite. Pero el garaje estaba cerrado, y el vigilante que le vio por la cámara de seguridad, llamó a la policía. No entendió nada de lo que hablaron pero dice que todos fueron muy amables con él. Estuvo intentando trabajar en varias provincias: Murcia, Comunidad Valenciana, Cataluña, Guipúzcoa y no recuerdo en cuántas más. Un día le llevaron a un centro de Cruz Roja y de allí lo mandaron aquí, a Castro, donde tuve la buena suerte de conocer a este chico.
Su madre tiene que estar muy orgullosa del hijo que tiene. Es bueno, cariñoso, deportista, extremadamente limpio, buen cocinero, honrado, discreto, dulce...
Un día me dijo: “Si yo limpio casa, entonces yo más tranquilo”. Siempre va bien arreglado. Limpia en un par de casas, un día a la semana. También sabe pintar y hacer trabajos de construcción. En Marruecos, por un día de trabajo en la obra y con menos medios que aquí, le daban cinco o seis euros, aquí si consiguiera el mismo trabajo cobraría treinta y cinco o cuarenta. Pero no hace más que sobrevivir, gana lo justo para pagar el alquiler y comer. Cuando consiga trabajar y ganar un sueldo de 800 ó 1.000 euros podrá ahorrar y volver a su país. ¿Pero cuándo será? Tiene 26 años y sus mejores años los pasa esperando, soñando, sufriendo. Sufre viendo a los jóvenes cuando hacen "botellón": “Mama, chicos beber, fumar, droga… muy mal, ¿eh?”.
Tiene una triste historia de amor. Ella está estudiando Medicina y su padre la obliga a dejar los estudios y a casarse con alguien que él ha elegido. Hace unos días, la chica se opuso a los deseos de su padre y se fue de casa. Ahora ha vuelto, pero sigue diciendo no a ese matrimonio que no desea. A ver si la espera no es muy larga, aunque parece que lo va a ser...
En dos meses cruzó la frontera unas quince veces. Pasaba de Tánger a Tarifa y le obligaban a volver. Pero un día eligió un autobús turístico que le llevó más lejos. Llegó a Sevilla. Viajó cuatro horas tumbado en el chasis. Cuando el autobús se detuvo en la cochera y los turistas se fueron, todo se quedó en silencio y entonces salió del escondite. Pero el garaje estaba cerrado, y el vigilante que le vio por la cámara de seguridad, llamó a la policía. No entendió nada de lo que hablaron pero dice que todos fueron muy amables con él. Estuvo intentando trabajar en varias provincias: Murcia, Comunidad Valenciana, Cataluña, Guipúzcoa y no recuerdo en cuántas más. Un día le llevaron a un centro de Cruz Roja y de allí lo mandaron aquí, a Castro, donde tuve la buena suerte de conocer a este chico.
Su madre tiene que estar muy orgullosa del hijo que tiene. Es bueno, cariñoso, deportista, extremadamente limpio, buen cocinero, honrado, discreto, dulce...
Un día me dijo: “Si yo limpio casa, entonces yo más tranquilo”. Siempre va bien arreglado. Limpia en un par de casas, un día a la semana. También sabe pintar y hacer trabajos de construcción. En Marruecos, por un día de trabajo en la obra y con menos medios que aquí, le daban cinco o seis euros, aquí si consiguiera el mismo trabajo cobraría treinta y cinco o cuarenta. Pero no hace más que sobrevivir, gana lo justo para pagar el alquiler y comer. Cuando consiga trabajar y ganar un sueldo de 800 ó 1.000 euros podrá ahorrar y volver a su país. ¿Pero cuándo será? Tiene 26 años y sus mejores años los pasa esperando, soñando, sufriendo. Sufre viendo a los jóvenes cuando hacen "botellón": “Mama, chicos beber, fumar, droga… muy mal, ¿eh?”.
Tiene una triste historia de amor. Ella está estudiando Medicina y su padre la obliga a dejar los estudios y a casarse con alguien que él ha elegido. Hace unos días, la chica se opuso a los deseos de su padre y se fue de casa. Ahora ha vuelto, pero sigue diciendo no a ese matrimonio que no desea. A ver si la espera no es muy larga, aunque parece que lo va a ser...
martes, 3 de noviembre de 2009
Cuentos de África
Una vez más, Bass cautivó a niños y mayores. Fue un domingo a Mioño, donde celebraban una fiesta africana, y Bass leyó un cuento y tocó el djembé. Le acompañó su amigo Jose, y los dos con la música llenaron el espacio con ese ritmo maravilloso que saben sacarle a los tambores. Las mujeres de Mioño habían hecho una choza, una jirafa y un avestruz como decoración y expusieron comidas africanas. Bass leyó un cuento sobre el Rey Leopardo, y gracias a su porte y a su exótico acento, creo que fue inmejorable como narrador. Aunque yo no podría repetir ese cuento, disfruté mucho oyéndolo. Gracias Isabel por contar con él.
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Senegal
jueves, 15 de octubre de 2009
La amistad
Mi madre ha estado enferma. Dicen que los amigos que lo son, son los que están en los malos momentos. Yo he sentido amistad en las miradas de los africanos. Unos la han visitado en el hospital, otro se ha quedado una noche con ella, otros me han telefoneado preocupados. Pero en sus miradas he visto algo más. Nunca me habían mirado de esa forma, queriendo ver más adentro, para ver lo que sentía, preocupados y cariñosos.
Ayer mi madre paseó del brazo de dos guapos mauritanos, chicos de 30 años que deciden pasar la tarde libre de la semana con su "abuela" de 84. Ya no puede vivir sola, pero añora su casa, y los mauritanos se ofrecen para vivir con ella. Sé que lo hacen de corazón aunque su trabajo está lejos de la casa de mi madre.
Es un detalle más de nuestra relación, entre la amistad y la familia. Cuando digo que son más lo segundo es por algo, ¿verdad?
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Mauritania
lunes, 5 de octubre de 2009
Momentos del encuentro 2
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