martes, 25 de noviembre de 2008

Música e inmigración

El sábado estuve escuchando a Ismael Serrano en concierto y me acordé del blog:



Zamba del emigrante
(Rodolfo Serrano - Ismael Serrano)

Tengo que partir, mi corazón,
antes que yo otros se fueron.
Todos saben que las aves migratorias
siempre encuentran el camino de regreso.

No llores más, mi corazón,
que yo no busco el olvido.
Sólo busco futuro y horizonte,
el faro que orienta al náufrago perdido.

Sube al ómnibus de Zitarrosa
una mañana de domingo,
aquel que nos llevaba al cerro.
Buscarás en la ciudad dormida
el sueño que tuvimos siendo niños.

Regarás bien, mi corazón,
nuestro jardín y los recuerdos.
Y cuando pasees por el mercado
brindarás a mi salud con medio y medio.

Volveré muy pronto, mi corazón,
y sanará el barrio enfermo.
Todos saben que las aves migratorias
siempre encuentran el camino de regreso.

Para escucharla: http://es.youtube.com/watch?v=89uR9JMxNlQ

viernes, 7 de noviembre de 2008

De visita 1



Una mañana de jueves me fui con Sidia, Aziz y Ahmed a una residencia de Portugalete para acercar a los abuelos a esa realidad de la inmigración y los cayucos que ven en la televisión. Otro motivo, según los trabajadores, era hacerles pasar una mañana diferente, romper la rutina.

Los responsables de Aspaldiko nos recibieron con muchísimo cariño, el mismo cariño que vi que sienten por los abuelos. Una periodista hizo preguntas a los africanos para presentarlos y dirigir la mesa. Y allí nos sentamos frente a unas cien personas que escucharon los motivos, el viaje y las expectativas de un chico de Gambia y dos de Costa de Marfil. La guerra y las penurias que los viejitos sufrieron en su juventud son similares a lo que han vivido los jóvenes africanos y que les han impulsado a huir y venir a Europa.

Me emocioné dos veces. Cuando uno de mis chicos dijo que su prioridad era encontrar a su mujer y a su hija, y cuando Goyo, un adorable baracaldés, dijo que tenían todo el derecho a intentar mejorar su vida y que eran negros pero iguales a nosotros. Recibió una ovación.

Sidia, Aziz y Ahmed recibieron unas cestas de regalo y los besos de un montón de viejitos. Yo, una novela, besos y una gran satisfacción. ¡Gracias a todos!
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