viernes, 7 de noviembre de 2008

De visita 1



Una mañana de jueves me fui con Sidia, Aziz y Ahmed a una residencia de Portugalete para acercar a los abuelos a esa realidad de la inmigración y los cayucos que ven en la televisión. Otro motivo, según los trabajadores, era hacerles pasar una mañana diferente, romper la rutina.

Los responsables de Aspaldiko nos recibieron con muchísimo cariño, el mismo cariño que vi que sienten por los abuelos. Una periodista hizo preguntas a los africanos para presentarlos y dirigir la mesa. Y allí nos sentamos frente a unas cien personas que escucharon los motivos, el viaje y las expectativas de un chico de Gambia y dos de Costa de Marfil. La guerra y las penurias que los viejitos sufrieron en su juventud son similares a lo que han vivido los jóvenes africanos y que les han impulsado a huir y venir a Europa.

Me emocioné dos veces. Cuando uno de mis chicos dijo que su prioridad era encontrar a su mujer y a su hija, y cuando Goyo, un adorable baracaldés, dijo que tenían todo el derecho a intentar mejorar su vida y que eran negros pero iguales a nosotros. Recibió una ovación.

Sidia, Aziz y Ahmed recibieron unas cestas de regalo y los besos de un montón de viejitos. Yo, una novela, besos y una gran satisfacción. ¡Gracias a todos!

2 comentarios:

olgap dijo...

Qué actividad más simpática! Me parecen muy importantes ese tipo de actividades donde se tienden puentes entre culturas y, además, entre generaciones. Bravo.

Mamá Afrika dijo...

Gracias Olga, por tus visitas y tus comentarios. Esta visita a un geriátrico fue gratificante porque los mayores agradecen todo. La que hicimos a una escuela fue sorprendente, emocionante y divertida.
El otro día me decías que las historias te parecen cercanas, y es porque tengo a estos chicos muy cerca del corazón, y el diseño es mérito de mi hija Elena. Ella es periodista y me gustaría que corrigiera mis historias, a ver si lo consigo, por consideración a vosotros que las leeis.
Un saludo.

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