miércoles, 31 de diciembre de 2008

¿Buscamos la felicidad?



Estos días, varios de nuestros amigos africanos reparten felicidad a los más pequeños vistiéndose de Baltasar y recreando la fantasía navideña, aunque alguno meta un poco la pata:
Niño: - ¿Y tú de dónde vienes?
Baltasar: - De América.
Máma Afrika, por lo bajini: (-Pero no les digas eso, tú vienes de Oriente, ¡de Oriente!).

Anécdotas aparte, podemos echar la vista atrás y decir que, para nuestra pequeña causa, 2008 ha sido un buen año. Uno de nuestros amigos, que es de Costa de Marfil, estrenará 2009 con su nuevo DNI español en el bolsillo, un documento que es el pasaporte al futuro: al suyo y al de su familia. El DNI de los extranjeros empieza por X, como si así quisiera marcar desde el principio a los que vienen de fuera. Pero abre puertas y ventanas, dándole a su poseedor un soplo de esperanza. Ayudé a nuestro amigo a hacer un currículum vítae. Con su experiencia, los cursos de formación que aquí ha hecho y los cinco idiomas que maneja con increíble soltura, espero que encuentre el mejor de los trabajos. Se lo merece.

Los demás siguen viviendo entre empleos basura (pero basura de verdad), cargas pesadas y la inseguridad de no saber si mañana tendrán dinero para el alquiler o para comer (porque este y no otro es el orden de sus prioridades). Y aún en esa situación, nos regalan sonrisas y abrazos como si les sobrara la alegría. Podemos ir viendo cómo ellos construyen su propio camino a la felicidad mientras nosotros, los que estamos al otro lado de esa frontera que nos divide entre legales e ilegales, buscamos también el nuestro.

Ayer leí un interesante artículo sobre las claves de la felicidad según la ciencia (sí, la ciencia). Escribe Mónica Salomone en El País: "El altruismo pesa más que el hedonismo a la hora de conseguir satisfacción". Y sigue: "La gente feliz no es egoísta; la literatura sugiere que tienden a ser relativamente más cooperativos, caritativos y centrados en los demás". Si que lo digan los científicos sirve para que más personas se animen a echar un cable a los que lo necesitan, este estudio habrá merecido la pena.

No me queda más que desear que, en 2009, seamos un poco más felices. Todos.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Leer sobre Afrika 4



El joven que hizo la luz en África

EL PAÍS SEMANAL, JESÚS RUIZ MANTILLA 14/09/2008

En Malawi, sobrevivir es ya una hazaña, pero William Kankwamba no es de los que se resignan. Ha construido un sueño: un molino que da luz a su pueblo. Apenas hay fotos de él, pero en África se ha convertido en un héroe.

Kasungu (Malawi), el futuro es muy oscuro. Los niños tienen escrito el destino en la frente: trabajar la tierra, como sus padres y como los padres de sus padres... Con suerte, si la sequía no les aniquila el maíz, los granos de soja o el tabaco, comerán. Si no, se verán obligados a reducir las raciones a una al día y... de forma escasa.

Pero hay jóvenes que no parecen dispuestos a resignarse a ese incierto porvenir. Como William Kankwamba, nacido en 1987, el chico que en mitad de esa oscuridad perpetua quiso emular al gran Thomas Edison e hizo la luz en su pueblo para asombro de los suyos. Lo consiguió casi solo, sin haber visto en su vida un iPod y sin saber lo que era navegar por Internet. Con la imaginación, el sueño y el arrojo que le llevó a construir un invento propio: el molino rudimentario que le ha convertido en el héroe de su barrio y ahora de todo un continente.

martes, 9 de diciembre de 2008

Vergüenza


No creáis que ya no hay historias que contar... no sé si habrá algún día en que no tenga contacto telefónico, encuentros en la calle o visitas con los africanos.
Hay historias que contar. Es sólo que la situación es mala y me cuesta contar tristezas, pero es lo que hay. Un chico se queda sin trabajo y se va sin cobrar los dos últimos meses. Sus compañeros de piso le pagan el alquiler y le dan de comer. Voy a ver al empresario, que no tiene intención de pagar, y que dice que le ha tenido por compasión y que no le debe nada. Le dejo con la coronilla de santo que se ha colocado. Siento indignación y vergüenza.
¿Recordáis al camarero que me ayudó en la jaima a principio de verano? Pues ha trabajado días sueltos desde entonces. Hace un mes que está en la construcción, pero debía tres meses de alquiler. La señora con la que comparte piso le exigía el dinero y él agachaba la cabeza y callaba. Pedí una ayuda para él. Ha comido gracias a la caridad de los amigos. Si no hay ingresos las deudas se hacen cada vez más grandes. Intentamos por el bien de todos que no sea así... pero son demasiados. Maldito dinero.
He recibido un mensaje de uno que se marchó a Torrelavega. No le dieron el asilo político y al acabar la acogida se fue a vivir con un amigo. Me pide que vaya a verle, dice que cada día es un infierno para él. Por favor, que cada uno piense en un joven de su familia. Hijo, sobrino, primo, nieto. Imaginen que está en un país extranjero sintiéndose así de mal. ¿Pero qué estamos haciendo? ¿Cuántos habitantes tiene Torrelavega? ¿No habrá ni una persona que se acerque a este muchacho? Tanto discutir sobre los símbolos religiosos... ¿y el amor al prójimo?
Ha vuelto un chico de Guinea que ha estado trabajando 9 meses en Cataluña y Murcia. No sabe leer. Me decía que sólo una mujer le había ayudado, enseñándole las letras. ¡En 9 meses sólo una persona!
El otro día, en la cola del supermercado, una señora hablaba de la crisis y de lo mal que lo tiene nuestra juventud. Pobrecitos, decía, no se pueden comprar un piso, la cosa está muy mal. Y yo pensaba en el botellón, en las cenas, despedidas de solteros con viaje, bodas con modelo nuevo en cada una, fines de semana en casas rurales, vacaciones, salidas a esquiar, los armarios rebosando ropa, peluquería, solarium, depilación, gimnasio, cine, copas, tabaco... Y pensaba después en esta otra juventud que se conforma con comer, pagar el alquiler y mandar cien euros a su madre.
¿Sabéis que me dijo un chico de 22 años de un compañero que tiene papeles y trabaja fijo? Dijo: "Es rico porque come todos los días fruta y pollo". Y yo, horrorizada, le pregunté: "¿Pues qué comes tú?". Y me dijo: "Arroz, patatas, alubias...".
Yo, en un autobús, recogí una vez unos 300 euros para comprar lotería. Si hubiera pedido para ayudar a los necesitados no habría sacado ni el diez por ciento. Nuestro defecto, nuestro pecado: el egoísmo. Y nos creemos buenos. Si nos preguntan "¿Te consideras buena persona?", seguro que casi todos decimos que sí.
Viene la Navidad... reflexionemos.
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