lunes, 26 de enero de 2009

Terrestres y raros


En la película ‘El niño de Marte’, el personaje de John Cusack le dije a su hijo recién adoptado, que está convencido de ser marciano:

- Denis, ¿te gustaría saber una cosa sobre Marte? Sonará extraño viniendo de un escritor de ciencia-ficción, pero tú y yo estamos aquí, compuestos de cientos de átomos que formaron parte de millones de otros organismos antes que nosotros, sentados sobre este planeta con un núcleo de hierro líquido, sujetos por una fuerza que tanto te molesta, llamada gravedad, mientras damos vueltas al Sol a 107.000 de kilómetros por hora y atravesando la Vía Láctea a 950.000 kilómetros por hora, en un universo que podría estar persiguiendo su propia cola a la velocidad de la luz. Y en medio de esa actividad frenética, conscientes de nuestra desaparición, que es un modo elegante de decir que todos vamos a morir, nos buscamos los unos a los otros. A veces, por pura vanidad, a veces por razones que aún eres joven para comprender. Pero muchas veces nos ayudamos sin esperar nada a cambio. ¿No es extraño? ¿No es raro? ¿No es lo bastante raro? ¿Para qué narices quieres ser de Marte?
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Historias de Afrika, con la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia.

jueves, 22 de enero de 2009

Nostalgia



Van pasando los meses, y los africanos, como en una carrera de obstáculos, sortean las vallas de la vida. A veces pienso que es milagrosa la forma de superar las dificultades. La actitud es muy importante. A mí me dice uno que se ha quedado sin trabajo y siento angustia; ellos sonríen y no pierden la ilusión.


Entre ellos se visitan, se ayudan, se apoyan. No hay sitio para la depresión y pocas veces te dejan ver la nostalgia que sienten. En realidad sólo la he visto tres veces. El otro día Mendi estaba escuchando música de su país y decía que lo echaba de menos, que si pudiera ir de visita sería feliz, "pero trabajar aquí, porque allí poco dinero mama", decía.


Otro día vi nostalgia y tristeza en Alassana recordando a su madre, Tunko. Se tapaba la cara y sacudía la cabeza: "Me encantaría verla", decía. A mi querido ... (mejor no digo su nombre) le marginó en el trabajo un pariente de su jefe. Lo pasó mal y no se atrevía a contarlo. Cuando me lo dijo le salió todo el dolor, y lloraba y decía: "Quiero ir a África ahora, ahora, ahora". Bueno, eso no era nostalgia, era rabia. Me habría encantado agarrar amenazante al racista por el pecho y preguntarle si se creía superior. Y os aseguro que soy tranquila y en absoluto violenta.


Esa actitud, esa tranquilidad, comprendo que es muy útil ante las dificultades e intento aprender a usarla, a la vez que yo les acelero un poco y les meto prisa para que pinten el piso en dos días en vez de en cuatro.

martes, 20 de enero de 2009

Mudanza



El año no ha empezado mal. Los chicos que se llevan bien -Mendi, Richard, Bass, Aziz y Mustafá- y que estaban en cuatro pisos diferentes, por fin están juntos. Para mí también es muy cómodo no tener que andar de casa en casa cuando les llevo cosas. Estoy contenta, aunque los traslados son terribles. Buscamos los alquileres más baratos y por eso no podemos exigir mucho. Mejoramos los pisos en cuestión de limpieza, muebles y enseres, y os aseguro que es mucho curro.


También vivimos situaciones divertidas. Una amiga nos ha dado un somier y un colchón de 90 cms., y tendríais que haber visto a Mustafá con el somier en la cabeza y a Aziz con el colchón, de noche por las calles de Castro, llevando la cama de su amigo Richard que estaba trabajando. Otro día nos dieron un armario metálico y fueron seis africanos, alguno vestido con ropa exótica de Mali, arrastrando el armario sobre una plataforma con ruedas.


Yo no lo vi porque estaba en el piso, pero mi amiga Mari Carmen les acompañó y dice que era un espectáculo curioso. Como el armario no cabía por los recodos de la escalera, lo tuvieron que desmontar en la calle, y los conocidos que pasaban y les veían dentro soltando tornillos, me preguntaban si estaban saliendo del armario. "Saliendo y entrando", les decía yo.


El armario es para Bass y le ha gustado tanto que dice que se lo va a llevar a África cuando vuelva. Tenemos alfombras, mantas, lámparas, televisión, sofás, mucha gente ayuda con comida y tenemos salud y alegría. Sí, podemos decir que el año no ha empezado mal.

jueves, 8 de enero de 2009

Madre no hay más que una



Hoy tenemos doble motivo de celebración: es el primer aniversario de este blog y es el cumpleaños de su alma mater, Mamá Afrika, mi madre, la madre de mi hermano y la madre "postiza" de mis decenas de hermanos africanos. ¡Zorionak, amatxu!

Espero poder felicitarte también por aquí durante muchos años y que las historias africanas nos sigan acompañando de por vida, siempre que estas sean alegres y podamos ir desterrando poco a poco a las más tristes. Algún día, mi regalo de cumpleaños no será un blog, como lo fue el año pasado, sino un viaje a África. Algún día.

miércoles, 7 de enero de 2009

La ilusión



Qué mejor manera de empezar 2009 que haciendo realidad los sueños de los niños: conocer a los Reyes Magos y a sus pajes. La ilusión y la emoción duran muy pocos años, por eso es tan bonito participar de la fantasía navideña por excelencia. Sidia nos hizo el favor de hacer de paje a domicilio para las sobrinas de Iker y fue una gran experiencia. Él actuó muy bien y ellas están deseando contárselo a sus compañeros de clase, pero, como son muy listas y saben que nadie las creerá sin pruebas, han pedido copias de las fotos que hicimos a sus padres.

Richard fue Baltasar para los niños castreños. Cómo no iba a hacerlo genial si tiene la sonrisa tatuada en la cara, aunque su vida esté llena de dificultades. Otros amigos africanos hicieron el papel para el Belén Viviente que organiza en Castro la Asociación Cultural Pasión Viviente.

Los inmigrantes nos ayudan a mantener la ilusión de los niños, aunque ellos crean en otro dios. Mientras tanto, los adultos tenemos otra ilusión, la de agarrar el 2009 con nuevos ánimos y proyectos que nos devuelvan la esperanza de ir construyendo a pedacitos una sociedad mejor, más solidaria y generosa, menos egoísta. Seguimos siendo soñadores, afortunadamente.
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