La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) o Sáhara Occidental es un país en el exilio y uno de los casos más flagrantes y dolorosos del abuso colonial. Al menos, es el caso que más nos duele a nosotros… o debería.
Físicamente, es el estado formado por la antigua colonia española del Sáhara, que fue repartida en 1975 entre Marruecos y Mauritania y anexionada totalmente por el primer país desde agosto de 1979, al renunciar Mauritania a la zona que ocupaba.
La RASD es un país con ricos recursos naturales que se extiende a lo largo y ancho de 266.000 kilómetros cuadrados del continente negro, muchos de ellos dentro del desierto más extenso de África. Bañado por el Océano Atlántico, limita al norte con Marruecos y el resto de sus costados están abrazados por Mauritania, excepto una pequeña franja de tierra al nordeste que linda con Argelia.
El país está bajo dominio marroquí, lo que no impide que su independencia esté reconocida por la Unión Africana y por 48 estados, la mayoría africanos o latinoamericanos. Sin embargo, ni la ONU ni ningún país europeo ni la Liga Árabe han hecho lo mismo, siendo cómplices silenciosos de la situación.
Mientras, el pueblo saharaui lucha: el Frente Polisario no cesa en su guerra con Marruecos por arañar trozos del territorio robado.
Mientras, el pueblo saharaui sobrevive: los campamentos argelinos de Tinduf son el único hogar que conocen, desde hace más de 30 años, cientos de miles de refugiados.
+ info: www.cantabriaporelsahara.com
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