jueves, 7 de febrero de 2008

Richard


Tengo el placer de presentaros a Richard Gabriel Mpal. Este senegalés es una joya. Quien le conoce le quiere. Es educado, elegante, discreto, trabajador, agradecido... de esas personas que le caen bien a todo el mundo.

En agosto cumplió 24 años. Vivía en la medina de Dakar, y a los 16 años un comerciante le sacó de la escuela para que trabajara con él. Lo hizo porque le veía honesto. Este hombre trabajó con dos socios de los que se separó y, como tampoco había ido a la escuela, contrató a Richard. El señor Diallo compraba aletas de tiburón a los pescadores y se las vendía a los chinos. Richard recorrió la costa de Senegal hasta Liberia, trabajó mucho en Gambia, comprando y enviando la mercancía en avión a China.

Pero el negocio no iba bien, y Richard intentó montar el suyo propio. Invirtió sus ahorros en un cayuco para pescar que se fue al fondo del mar y se quedó sin nada. Los chicos que volvían de Europa llevaban dinero a casa y su madre Mathilde, preocupada, le advertía que no se le ocurriera a él, que muchos morían en el mar. Pero no vio otra salida a su alrededor y planeó su marcha en secreto. Desde Canarias llamó a su madre y a Mamayeli, su novia, para decirles dónde estaba.

Su viaje duró once días y fue muy duro. Llovió durante cuatro días, Richard sólo llevaba una camiseta, y recuerda el frío, la mala mar, el no poder dormir; pero, sobre todo, hay algo que a veces le despierta todavía -y ha pasado un año-: los cadáveres flotando en el mar de tres compañeros de viaje.

Richard me llama "ama". Una vez le dijo a su madre que tenía otra madre en España y dice que se puso muy contenta. En su casa viven su madre, su abuela, su tío y sus hermanos de 14 y 18 años, que están estudiando. Tiene también una hermana casada. Su padre murió. Su familia estará más tranquila al saber que su hijo tiene amigos en España, y para los que le conocemos es un placer el que forme parte de nuestras vidas.

Richard trabaja en la cocina de un restaurante. Desde hace unos días tiene un nuevo compañero de trabajo. Se llama Bass y -¡lo que es la vida!- trabajaron juntos en Senegal. Llegaron a Canarias y un mes después a la península, con un año de diferencia, para acabar viniendo a la misma ciudad y trabajar en el mismo lugar. Curioso, ¿no?

4 comentarios:

ALFREDO_NURIA dijo...

HOLA LUCI:

somos alfredo y nuria, que podemos decirte que para nosotros es como si fuera de la familia. Es un persona encantandora, buena, cariñosa y encima agradecida. Con todo lo que él nos regala todos los dias con su sonrisa. Solo esperamos que podamos seguir contando con su compañia por mucho tiempo, al igual que con otros compañeros suyos.

Seguiremos intentando ayudarles en lo que podamos. Ojala existieran más personas como tú, para poder seguir ayudando y comprendiendo su vida aún a riesgo de perderla, en ese viaje que realizan sin saber lo que van a encontrar.

Somos una familia muy grande, castro urdiales se vuelca mucho con ellos, pero necesitamos más ayuda para poder realizar tantas cosas, y sobre todo más comprensión .

Maria Rosa dijo...

Hola Luci: Me encanta tu blog y le visito todos los dias para ver las novedades y las fotos de nuestros amigos. Richard, Bass,Aziz y ya le llegará el tiempo a todos los demás. Te quiero mucho y estar contigo siempre es un placer. Eres tan cariñosa, generosa y preciosa que haces que la vida sea un regalo para cuantos están a tu lado. Muchas gracias. "LaTole"

Anónimo dijo...

Hola soy Puri,lo que quiero contar a todo el que lea estas historias, es que Lucía la Fuente es un ser de lo más humano que te puedas encontrar. Es lo mejor que a estos chicos les ha podido pasar por su camino. A mi, que conozco estas historias de primera mano, se me pone la carne de gallina al leerlas. Luci es mi amiga lo digo con orgullo porque para mi es un lujo tenerla entre la gente que más quiero. Gracias por ser como eres, no cambies nunca. Alejandro que era su padre, donde esté se sentirá orgulloso de ella.

Anónimo dijo...

Me habéis sacado las lágrimas de los ojos. Os animo a seguir luchando para que todos los que vengan de fuera, sientan las sensaciones que vosotros les hacéis sentir. Gracias por ser como sois. Un abrazo

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